Algunos jóvenes prefieren tocarlo y sentir lo chicludo que es, se ven alegres mientras le untan pegamento al papel mache y decoran un globo para darle forma y color. Saludan al igual que quien los acompaña en la actividad artística.

Nos recibe Valentina Montoya, cofundadora y trabajadora social, quien informó que la Corporación Tejiendo Caminos, llegó desde marzo de 2022 al barrio Santa Fe – San Pablo en la Comuna 15 – Guayabal y su programa bandera es Culturalmente ser, por el cual nace la corporación. Buscan fomentar los aprendizajes para el desarrollo intelectual y cultural, propiciando la inclusión.
La Corporación trabaja con jóvenes mayores de 13 años y adultos en situación de discapacidad cognitiva. Visitan espacios culturales, artísticos, musicales, turísticos, como museos, teatros, cines, entre otros que son de goce para el resto de las persona sin discapacidad cognitiva. “Vamos a escenarios que generan una formación y acercamiento a una buena parte de expresiones artísticas y culturales de la ciudad con la población que manejamos”. Según manifestó Montoya, este proceso los visibiliza en los espacios culturales como adultos, con el fin de romper paradigmas y estereotipos para normalizar el hecho frente a que las personas con discapacidad intelectual disfrute sin la compañía de padres o tutores. Fortalecen las herramientas cognitivas y aprenden a conocer muchas áreas. En el proceso se da una formación de públicos en el tema cultural y artístico a una población que de no ser por esta entidad pocos lo harían.
Todo inició cuando Valentina Montoya Tamayo, Trabajadora social, Leidy Zea García y Wendy Hernández Vargas ambas Licenciadas en Educación Especial, se conocieron en una experiencia laboral con público similar. Al llegar la pandemia, varios quedaron sin empleo y juntamente con otros excompañeros decidieron buscar opciones, así identificaron que las personas con discapacidad cognitiva, tuvieron más depresión y deterioro en la calidad de vida, al retardar su regreso a las actividades con otros. Decidieron iniciar un grupo de apoyo para chicos. “Al inicio cada quien llevaba su alimento y su pasaje, comenzamos a recaudar cuotas básicas y realizamos un bazar para constituirnos legalmente. La sede física llegó después, en alquiler en Belén Fátima, donde estuvimos dos años”. Contó Valentina quien además expreso que el lugar físico es para encontrarse con los chicos y enseñar otros temas como movilización, siembra, medidas de seguridad y otros procesos. Aunque largo y con altibajos para mantenerse, la entidad avanza. “Algunos que iniciaron han salido por mejores oportunidades laborales, sin embargo, siguen unidos a la corporación” afirmo la Trabajadora Social. El recordatorio frente a lo que creen sobre el trabajo en redes lo dejó Valentina como una reflexión para todos: “No lo podemos lograr solas, necesitamos de las familias, los amigos, de otras instituciones, de la comunidad, aun del estado, es como un tejido de araña para llegar al centro del ser”.